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Por: Constantino Enrique Navarro Zepeda

James Frazer empezó a publicar un libro monumental en 1890, el cual termino en 1922. Debido al éxito del libro en círculos no académicos decide publicar una versión abreviada de 1 000 paginas. Una referencia en el mundo de la mitología, pero obnubilado por su visión victoriana del mundo, pinta de un modo caricaturesco las costumbres de los "salvajes". El filósofo alemán Ludwig Wittgenstein lee el libro, y en sus anotaciones (Bemerkungen), describe a Frazer como un ser mas salvaje que aquellos que estudio y fue excepcionalmente critico de las interpretaciones de Frazer.

Y es que Wittgenstein abre su linea de argumentación apuntando a la imposibilidad de creer que los primitivos hagan todas las cosas que hacen por error, casi por estupidez. ¿Como puede un pueblo entero ser tan estúpido creyendo que podra hacer llover y así arreglárselas para sobrevivir?

Esta es la misma situación en la que se encuentran los "salvajes" de los que habla Sagan, no basta con enseñar a las personas lo "trendy" que es la ciencia, no basta enseñar su método, algunas personas necesitan creer en algo trascendente, como dice Schrödinger, quizás la filosofía sea una alternativa, no por que planteé verdades absolutas, sino por que plantea metas a las cuales hay que aspirar, también el arte es una alternativa viable. Para algunas otras personas la clave esta en la magia y en la religión, en creer en ovnis, pero si les mostramos a esas personas que es mas interesante suponer que las catedrales góticas que todavía permanecen en Europa no fueron levantadas por seres del espacio, sino por personas de carne y hueso, con conocimientos rudimentarios de matemáticas y casi nada de física, y les decimos por que es importante la matemática y la física para levantar un edificio, seguramente dejaran ese pensamiento infantil de que gente del espacio nos visita, precisamente por que todas las respuestas a sus preguntas pueden encontrarse en el alma del hombre (o la mujer según sea el caso) y no es necesario acudir a explicaciones que incluyan seres de otros mundos que nos dejan abandonados a nuestra suerte, y de cuando en cuando vienen a erigir edificios monumentales de la noche a la mañana como si jugaran Monopoly, o a redactarnos leyes (como no comer puerco) que bien pueden explicarse por motivos mas mundanos. 1 2

Se nota un rechazo en Wittgenstein del intelectualismo. No sólo del intelectualismo de los intelectuales que sólo afecta solo a unos pocos, sino del intelectualismo vulgar, del intelectualismo ideológico (muchos divulgadores de la ciencia, Sagan, Asimov). De aquel que, disfrazado de ilustrado, consigue invertir las cosas de tal manera que al final todo es un embrollo. Lenguaje complicado que se presenta bajo la capa del rigor y de la claridad. Cualquiera puede escribir mil paginas de un texto, como Hopfstadter (Gödel, Escher y Bach) para defender por que el cree en la inteligencia artificial, cuando solo bastarían 100 páginas para un manifiesto con ese propósito. Sagan pudo haber escrito un libro mas conciso que el Mundo y sus Demonios y no repetirse tanto, Asimov nos pudo haber ilustrado mas sin tener que sacrificar horas de las vidas de las personas. Si se lamentan de por que las personas no se acercan a la ciencia, hay que empezar cambiando actitudes, Dietrich 3 dice que el lenguaje es una casa, hay un lenguaje apropiado para cada ocasión y cada lugar.

 

Bemerküngen Uber Frazers "The golden Bough".

Ludvig Wittgestein en la época de las investigaciones filosóficas.

Notas:

1 Harris, Marvin. (1988). Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura. España: Alianza Editorial.. 

2 Sir James Frazer autor del famoso de The Golden Bough [...] declaró que los cerdos, al igual que todos los llamados animales impuros, fueron sagrados en su origen; la razón para no comerlos consistía en que muchos eran originariamente divinos". Esto no nos sirve de nada puesto que también se adoro en la antigüedad en Oriente Medio a ovejas, cabras y vacas y, sin embargo, todos los grupos étnicos y religiosos de esta región se deleitan mucho con su carne. En concreto, la vaca, cuyo becerro de oro fue adorado en las faldas del Monte Sinaí, constituiría según la lógica de Frazer un animal más impuro para los hebreos que el cerdo.  (Harris, 27-28)

3 Autor del libro: "La cultura. Todo lo que hay que saber". En general, la lectura de los libros citados es muy recomendable, tanto el de Sir James Frazer, como el de Wittgenstein, Harris y Dietrich, al igual que los de Sagan, Asimov y Hopfstadter, aunque lamento que estos últimos autores tengan ese lenguaje tan seco y en ocasiones panfletario -en el caso de Sagan y Hopfstadter es muy evidente-.

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