Artaud 1936
Artaud 1936 es una investigación que parte del viaje de Antonin Artaud a México en 1936, específicamente a la Sierra Tarahumara, y el impacto que tuvo su experiencia en su obra.
• La exposición rompe con los límites históricos para generar un encuentro entre el trabajo de Artaud, las visiones de los artistas que admiró y las de aquellos que décadas después repensaron su trayecto.
• La muestra estará dividida en dos fases: La sierra de las cosas (10 de febrero al 1 de abril) y La tinta invisible (5 de abril al 20 de mayo), cada una con una selección de obras y elementos, sustiyendo piezas y objetos que propondrán diálogos y lecturas diferentes.
Esta exposición conmemora la figura legendaria de Antonin Artaud (Marsella, 1896 – Ivry-sur-Seine, 1948), su viaje a México en 1936 y la influencia de su legado artístico, literario y de vida en todo el continente americano. Vinculando objetos de la cultura prehispánica con obras de arte moderno y contemporáneo, y elementos de archivo, la muestra dibuja conexiones entre el antes, durante y después de Artaud, situándonos en un plano continuo. Impulsos, gestos y huellas coexisten en la exposición emulando el pensamiento de Artaud y desmantelando el orden lineal de la historia, construyendo una geografía propia.
Curada por Manuel Cirauqui, Artaud 1936 contará con numerosas obras de artistas que, durante las últimas cinco décadas, han respondido a la obra de Artaud y celebrado su experiencia de un México imposible. Actor, poeta, dramaturgo, dibujante, hereje del surrealismo y mártir de las instituciones psiquiátricas, Artaud fue un personaje incómodo para su época y sólo en los últimos años de su vida obtuvo un reconocimiento que actualmente ya es canónico e incuestionable. Pese a ello, lo que queda de su obra —una treintena de libros, miles de páginas manuscritas, dibujos, algunas grabaciones radiofónicas, además de las obras cinematográficas en las que actuó— no refleja el impacto, casi traumático, de su trayectoria en la cultura moderna y contemporánea.
De entre los momentos clave de su vida destaca su estadía en México durante nueve meses en 1936, y una mítica visita a la Sierra Tarahumara que reaparecerá constantemente en sus textos clave, hasta su muerte. Más allá del enfoque específicamente cronológico que podría sugerir el título de la exposición, Artaud 1936 plantea romper con los límites históricos del viaje de Artaud por México, para dar cuenta de la atemporalidad de su experiencia y ubicarla en un plano de continuidad con el trabajo de muchos artistas que después la repensaron.
La vida y obras de Antonin Artaud han sido, desde su muerte en 1948, un objeto inagotable de revisión e interpretación. Su imagen y mito suplantan al hombre allí donde la historia ofrece sólo fragmentos. Artaud 1936 es, en este sentido, un proyecto radicalmente anacrónico, sustentado en los vacíos y paradojas de la existencia de Artaud: vacío documental de su viaje a la Sierra Tarahumara, de su experiencia de los rituales ligados al Peyote; paradoja del viaje a México que físicamente dura nueve meses, pero espiritualmente se extiende por casi quince años, desde la escritura de La conquête du Méxique en 1933 a la danza Tutuguri en Pour en finir avec le jugement de Dieu en 1947.

Antonin Artaud, Sin título, c. 1944. Fotografía: Centre Pompidou / Philippe Migeat. © ADAGP, París

De este modo, el sueño mexicano de Artaud se fusiona con las visiones de artistas que él vio y amó —María Izquierdo, Luis Ortiz Monasterio—, con las de quienes décadas después emularon su trayecto, pero también con objetos que quizás nunca viera y que le observan desde distintos enclaves del espacio de exposición: máscaras, como las del artista mexicano Germán Cueto; tambores mexicas (teponaztlis) y tarahumaras (ramporas); cuchillos-rostros y espejos de obsidiana; biombos que trazan la sinopsis de la Conquista, o evocaciones de la misma en las pinturas de José Clemente Orozco; imágenes etnográficas de la comunidad rarámuri tomadas por Rudolf Zabel en años cercanos al viaje de Artaud.
A una selección de dibujos e importantes documentos de Artaud se unen obras de arte modernas y contemporáneas. Entre ellas destacan las evocaciones de Artaud realizadas por los pintores Lucio Fontana y Nancy Spero en los años sesenta y setenta, así como las obras cinematográficas de Raymonde Carasco y Nicolás Echevarría en torno a los rituales tarahumara. Más recientemente, artistas como Abraham Cruzvillegas o Javier Téllez han realizado proyectos en los que que la figura de Artaud es referida directa o indirectamente. Por su parte, Rometti Costales o Bruno Botella han propuesto aproximaciones a diversos aspectos del legado de Artaud, ya sean sus obras gráficas o su reinvención poética y anárquica del chamanismo.
El documental Teshuinada. Semana Santa Tarahumara y la película Cabeza de Vaca, ambas de Echevarría, forman parte de la muestra a manera de una serie de proyecciones a realizarse en el auditorio del museo dos sabádos de cada mes. Los horarios podrán ser consultados en la página del museo.
Durante su período de exposición, el proyecto Artaud 1936 tendrá dos fases entre las cuales mediarán diversas mutaciones y cambios. Cada uno de estos dos períodos presentará una selección complementaria de obras y elementos de archivo, sustituyendo objetos y documentos, cambiando lugares, propiciando eventos y encuentros. De este modo, la misma muestra se presentará en dos versiones distintas, con contenidos relacionados: La sierra de las cosas, del 10 de febrero al 1 de abril de 2018; y La tinta invisible, del 5 de abril al 20 de mayo de 2018.
La exposición estará acompañada de un catálogo que será presentado durante la primavera de 2018, y que incluirá contribuciones de Raymonde Carasco, Abraham Cruzvillegas, Rometti Costales, Nicolás Echevarría, Jean-Luc Moulène y Javier Téllez, así como ensayos de Manuel Cirauqui, curador de la exposición, y Andrés Valtierra, curador asociado del Museo Tamayo.
Lucio Fontana, Portrait d'Antonin Artaud, by Otto Hahn (in 6 parts), 1968. Cortesía de la Fondazione Lucio Fontana